martes, 19 de marzo de 2013

Moody

Todos los días nos ponemos más y más capas de personalidad sobre la nuestra. Llega un momento en el que nos sentimos atrapados en ella. Buscamos culpable en la sociedad, familia, amigos, colegas,... pero, la realidad, es que nadie piensa en cuáles son sus verdaderos errores, y en la manera en la que nos hacen daño sin darnos cuenta.

Cuando nos enfadamos soltamos ira, estrés. Es como si fueras llenando un vaso gota a gota hasta que rebosa.  En estos momentos no solo te puedes descargar con la persona errónea sino que te puedes dar cuenta de que no siempre puedes pensar en todo y controlar cada gesto que haces. El enfado no es con los demás es contigo, es simplemente nuestra voz interior pidiendo a gritos ser escuchada, liberada. El miedo nos hace abandonarnos, no ser nosotros mismos. Un poco de amor propio, amor a los demás y amor a la naturaleza es lo que nos hace falta. Ser impulsivos no está del todo mal.

 Sueña a lo grande. Vive lo que sueñas.

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