sábado, 23 de julio de 2011

era él

-A las siete de la tarde mi prima me acompañó a la puerta. Esperándome allí estaba Jeremy Dallas. Otra vez desde que lo vi, me dije que era él. Estaba subido a una negra limusina tan grande como el edificio de Ali. Riendo me subí y en menos de media hora estábamos en la puerta del instituto de Jeremy. Entramos por la puerta y nos encontramos con mis amigos Helen, Bella, Esther y Eloy. Pero, ¿qué hacían ellos ahí?
- ¡Hola! Estoy tan emocionada de que estéis aquí. Pero, ¿Por qué?
- A mí no me mires este es mi instituto. - Se defendió Eloy
- Eloy me invitó a venir al baile y accedí -Afirmó Esther.4
- Yo estoy con mi novio Alan.- Dijo Bella.- Sí, está en este instituto.
- Mi mejor amigo me invitó a venir porque no tenía nadie con el que estar. - Se sonrojó Helen. Todos los presentes menos Jeremy sabían que Simón, el mejor amigo de Helen, era su amor platónico, al igual que Helen era el suyo. El único problema era que, pese a que todos conocían ese, ya no tan secreto, los únicos que no se habían enterado de ello eran ellos mismos. Con lo cual, esperaba que este baile, les ayudara en su estrecha relación.
Partimos de este modo al salón de baile. Jeremy y yo nos separamos de mis amigos, quienes se fueron a bailar. Nosotros en cambio, nos sentamos en las gradas y empezamos a hablar sobre películas y todos nuestros intereses comunes como Michael Jackson y sus grandes éxitos.
- ¿Es California Gurls lo que suena?
- Sí - Me emocioné
- Por favor que todas las chicas solteras acudan a la pista a bailar este temazo de Katy Perry -  Informó el DJ.
Salí corriendo a bailar junto a Helen. La siguiente fue un poco más divertida puesto que Jeremy salió a bailar conmigo. Era Thriller de Michael Jackson, todo un éxito. Paramos un rato mientras sonaba algo de salsa para comer. Yo probé un par de pinchitos de tortilla  y el se tragó cuatro. Después pusieron una mezcla de la película Grease así que volvimos  bailar. Entre risas mientras acababa la canción el Dj puso un tema lento.
- Las parejitas que salgan a bailar y disfruten de esta lenta balada que cierra la noche.
Jeremy y yo nos miramos. Me cogió por la cadera con su mano y me acercó rápido hacia él. Nerviosamente apoyé mi cachete sobre la tela de su Smokin y de un modo muy tonto girábamos y dábamos tontos pasos en el centro de la pista. Cuando iba acabando la canción, Jeremy me hechó un poco para atrás y me miró a los ojos.
-Te quiero - Me dijo mientras me miraba con sus mielosos ojos.
- Y yo también - Sonreí
- Pero, no te tengo esa clase de cariño. Estoy  harto de quedarme pasmado mirándote mientras me dedicas tus brillantes sonrisas, mientras te sonrojas cuando te digo algo embarazoso, mientras te dejo escapar de entre mis manos.
- Jeremy, yo, se me explota el corazón, esto es... - Decía mientras me trababa de la emoción del momento.
- Lisa, lo sé, sé que es una estupidez, bueno si tu no me quieres de ese modo no pasa nada. - Le lloraban los ojos
- Jeremy te quiero de verdad de ese modo y de todos los modos que tu quieras. - Jeremy se inclinó y mientras cerraba sus ojos se acercaba cada vez más a mí. Sentí sus labios cerca mío, su respiración, los latidos de su corazón, sus pensamientos tan confusos aún, su deseo, mi deseo. Todo culminó con ese beso, un tanto pasajero pero inolvidable. Nunca, nunca conseguiré olvidarme de esa sensación. De cómo me miraba, del roce de su mano izquierda en mi cara y de la derecha en mi espalda. Todos mis sueños se cumplían y lo que se me pasaba por la cabeza eran todos mis días de llanto y desesperación, de lujuria y espera, volví a tener ese presentimiento, esas palabras se realzaron en mi mente, esa sensación que tanto me llenaba, era él.

Aquí termina la primera parte de mi historia, era él.

miércoles, 20 de julio de 2011

Era él continuación

Como si nada hubiera pasado, unas vidas paralelas a las nuestras empezaron a surgir tras haberme desmayado. No era nada igual, real, creíble pero, sin embargo, tan fantástico e inolvidable que jamás podrá ser desapercibido en mi mente. Como si estuviera despierta comencé a caminar por los pasillos de lo que parecía ser un instituto. Miré hacia la izquierda y había una especie de taquillas que se abrian y cerraban sin cesar. Al mirar hacia el otro lado me pareció ver una persona a lo lejos. Me acerqué corriendo pero casi no se me movían los pies. Paré. Me caí en el suelo y rompí a llorar aunque no salían lágrimas. Al levantar la vista le ví. Era él. El mismo del que me había enamorado. El mismo por el cual me vestiría de negro. El mismo por el cual dejaría de reír o de llorar. El mismo por el cual pasaría hambre. Y, con esto afirmo que, no hay realmente nada en este mundo que no haría por él. Me levantó y me besó. Un beso increible, un beso irrepetible. Solo era un sueño pero realmente lo había sentido. Había sentido lo que se siente cuando te besan de verdad. Había sentido sus labios hacercándose a los míos, sus hondas respiraciones marcadas al mismo ritmo que un reloj que sonaba en la distancia....
- ¡Lisa! ¡Mamá Lisa esta viva, Lisa esta viva¡- Escuchaba los gritos de Ali mientras mmis ojos aletargados se iban abriendo poco a poco. - Lisa, ¿Estás bien?
- No, no puede ser. Era solo, solo un sueño. ¿Y ahora que pasa? ¿No era él? ¿ No fueronsus labios sobre mis labios aquello que sentí? No, me niego a vivir la realidad. Por mí vuelvo a mi estado de letargo eternamente. Ahí seré más feliz,ese es mi sitio.- Decía alborotadamente mientras iba creciendo y creciendo mi tono de habla al igual que mi emoción peliculera puesto que, ahora recordando esa escena, se me pareció a una escena del teatro de Shakespeare
 Ali colgó el telefono y me ayudó a levantar.
- No sabía que hacer. Te desmayaste y llevas dormida dos horas. ¡Dos horas y vienes y te despiertas como si tu sueño fuera lo único relevante! ¡Después de todo lo que he sufrido! ¡Incluso pensé que te había dado un paro cardiaco! ¡AAyyy giliestúpida que, ahora a la que le va a dar el paro cardiaco es a mí!
- ¡Deja de gritar ALICE, que no estoy sorda. Además, soy yo la que ha tenido el problema no tú.
- No es verdad. Tampoco fue tu culpa bueno, en verdad sí. El flash estaba demasiado fuerte y tu sacabas las fotos muy rápido.
-¿Ves? No fue culpa mía fue culpa de la cámara. Ala, ya lo he dicho y sí, me siento mucho mejor.- Dijo con aires de superioridad. - Voy a retocarte el maquillaje y no bailes almenos hasta dentro de dos horas no me seas tonta.
- Vale mamá.
- Ayy... lo que hay que soportar...- Suspiró.
Me retocó el pelo con un cepillo grueso y la plancha. Después me puso algo de laca por si había algún otro incidente.  Cuando acabó me miró, me dedicó la mejor de sus sonrisas y me abrazó. Se despegó de mí y comenzó a bailar después de darle al play del CD de  Lady Gaga. Puso su típica cara de baile. Morros hacia  fuera ojos encogidos y cara de dolor. Era tan graciosa que no pude evitar reírme. Mientras tanto, yo cantaba al ritmo de la música: "Can´t read my, can´t read my, no he can´t read my Poker Face. She´s got me like nobody". Así se hizo la tarde más llevadera. Mientras pasaban las horas y el CD.

Seguiré el próximo día

domingo, 17 de julio de 2011

Era él continuación




Y así pasado de aquiel día jueves,  llegó el viernes, el día del baile. Cómo no, en el recreo estaba riendome mientras la otra parte de mi cerebro, estaba totalmente nerviosa. Sentía como me caían las gotas de sudor por la espalda mientras escuchaba algunas de las palabras de la explicación de mi señorita de biología, Susan y  hacía una vez más pequeñas hipótesis sobre esa noche. Susan era la profesora inocentona, la que no se da cuenta nunca de nada, sobre todo conmigo. Yo solía atender mucho en clase entonces, no me prestaba atención y, cuando no le hacía caso, ni lo apuntaba en el parte ni me regañaba, era como una promesa. Yo prometo solemnemente, que atenderé en todas las clases del curso siempre y cuando me deje estar en letargo en los momentos de tensión.

Cuando Susan salía por la puerta, entró Eleanor, quien me impartía clases de Historia Mundial. Mientras ella explicaba la gerra del Peloponeso, yo tomaba apuntes. Entre las palabras solía escribir Baile y Jeremy. Ya que podía hacer dos cosas a la vez, escribir lo que me decía y pensar en el baile. Aunque, algunas veces, no salía del todo bien.

En la última clase del día, estaba Joselin, la profesora de francés. Me acuerdo perfectamente de esa clase, al igual que de todas. Siempre empezaban por:- Repasando. Luego saludaba a la clase:- ¡Ah! y buenos días. Mensionaba mientras tomaba asiento. La Señorita Joselin, que era como nos hacía llamarla, era de la antigua escuela, de aquellas maestrasque te pegaban si no hacías los deberes o se te olvidaban los libros. Gracias a Dios, esos años en los que los profesores maltrataban a sus pupilos habían pasado. No quería ni testar lo que sabía uno de esos puños ya envueltos por una piel caída con el paso de los años aunque dura de tanto coger las tizas. Realmente me daba miedo. Al oír el sonido del timbre, puse pies en polvorosa y me fui a la parte del colegio de Bachillerato, donde estudiaba Ali. Cuando salió, cogimos el tranvía hacia su casa. Comimos en una hamburguesería vegetariana que estaba justo debajo de su casa y después subimos. Lo primero que hice fue bañarme. Posteriormente, vimos un par de capítulos de Glee. Al acabar, cogimosel ascensor hacia la primera planta, la de mi abuela Tempi. La saludamos, cogimos mi largo vestido ya arreglado y nos fuimos a la planta de mis tíos Arte y Damián donde encontramos un cepillo de pelo especial para pelos largos y voluminosos, característicos de la familia van de Kamp. Por último llegamos a el piso de Ali y nos pusimos manos a la obra. Me puse el vestido y los tacones. Todo estaba en orden y decidimos continuar con el pelo. Ali me peinó y me puso una diadema azul que combinaba con el vestido. El peinado era muy sencillo. Liso. Así que decidimos cambiarlo por un moño alto del cual caían los mechones de pelo rizados logrados gracias a una plancha y un peine. Volvió a ponerme el tocado y así acabamos con el cabello. Ali salió de la habitación unos instantes y trajo consigo un set de maquillaje mas grandes que el ancho de la puerta. Seguimos el mismo proceso de siempre. Cogió la base, esta vez en polvo, y me la hechó por toda la cara. Después cogió el eye liner y me bordeo el ojo de color negro. Al de abajo le puso un poco de blanco para  ampliar el ojo y luego me puso una sencilla sobra azul cielo que me cubría los párpados. Cogió la cámara y, antes de dejar que me viera en el espejo, comenzó a sacarme fotos. Iba tan rápido y yo estaba tan incómoda con mi nueva ropa, que caí hacia atras desmayada.

Seguiré el próximo día

domingo, 10 de julio de 2011

era él


Después de toda una larga semana pensando en aquel viernes, aquel importante viernes. Mis amigas Helen Pérez e Isabella  Crew estaban ahí, sentadas a mi lado. Hablando y riendo mientras yo estáticamente pensaba en él. Ya no tenía duda alguna, era él a quien quería. Era él lo único que me importaba en este mundo, lo único  por lo que me había sentido tonta y no me había importado, al igual que tampoco el estar pensando en él una y otra vez. Helen se acercó y me dijo: -Lisa, ¿estás bien? No me gusta nada cómo te estás comportando esta semana. Eso está mal y lo sabes. Tú no eres así y deberías plantearte al menos dos veces si de verdad quieres estar aquí sentada con nosotras, tus amigas, las de siempre. 
-  Lo siento Helen. Ustedes sabéis que os quiero mucho pero, en estos momentos estoy pasando una racha de callar y pensar. Te prometo que el lunes de la semana que viene no estaré así. - Dije con voz de niña pequeña haciendo pucheros.

Sí, lo tenía asumido Helen e Isablla era lo único que me quedaba en la escuela "Marineros". Helen era de una altura normal, flaquita, morena y con los ojos tan marrones como las tabletas de chocolate. Nunca tenía miedo de decirle a la cara a alguien lo que pensaba, era lista y decidida, además de estar realmente loca. Por el contrario, Isabella, era más tranquila, morena tanto de piel como de pelo y ojos. Ella prefería no decirme nada puesto que, al menos desde mi punto de vista, era también más reservada e inocente. Mientras me levantaba de mi sitio con el poco orgullo que aún me quedaba, se acercó mi prima Ali, quien también estaba en el colegio.
- ¿Qué pasa con tus amigas Lisa?
- Pasa que no puedo parar de pensar en el viernes, en Jeremy, en mi vestido, en mis pies y los tacones que los estropearán. - Dije mientras lloraba.
- ¿Y eso qué tiene que ver con tus amigas?
- La cosas que, al no poder dejar de pensar en él llevo desde el lunes sin mencionar palabra mientras que mis amigas se ríen de cosas de las que no me entero. Helen se ha enfadado e Isabella  me miraba con cara de decepción.
- Pues niñita bonita, en vez de llorar y presentarte enfadada ante ellas, deberías volver pedirles perdón, contarles el por qué estás así. - Dijo mientras se despedía y alejaba de mí.

Me sequé las lágrimas y volvía al fondo del patio, en el que solíamos sentarnos.
-Helen, Bella, venid conmigo quiero contaros por qué estoy así. Espero que lo entendáis porque realmente no puedo evitarlo.
- Más te vale que sea algo bueno- dijo Bella.

Al terminar de explicarme tocó la campana, me sonrieron y dijeron al unísono: - Lo entendemos y te queremos, Lisa.- Cada una se fue a su clase y seguimos con nuestras vidas. Cada una con su asignatura y sus problemas pero, como en cualquier momento de nuestra amistad, lo habíamos solucionado del mejor modo que se puede, hablando y escuchando.

Seguiré el próximo día.

martes, 5 de julio de 2011

Era él continuación

Pasada aquella efímera noche, me desperte con unas ojeras horrorosas. Tomé el desayuno y me dispuse a encender la tele. Cuando toqué el mando sentí un calambre así que decidí dejar la tele para otro momento. Abrí el ordenador y me puse a twittear con Josselin Hudson, una futura famosa americana a la que, por casualidad encontré en la red. Me contó que en su discográfica, se había encontrado con Marc Anthoni, de quien era fan desde pequeña. Soltó un pequeño grito y éste la miró raro. No sé si tener una amiga que, dentro de un año, saldría en las portadas de Rolling Stone o New Yorker contando su vida, sería la mejor opción pero, la chica me cayó bien desde un principio y no la iba a dejar sin respuesta a sus numerosos twitts sobre su día a día. Yo sin embargo,  no le contaba mucho. No es que no tuviera confianza con ella pero, igual, un dia se volvía loca y le contaba mi vida a una periodista como la de las Mtv news que, curiosamente, se llamaba  igual que yo, Lisa. Al cabode dos horas o así, recibí una llamada. Era Jeremy. Me empezó a pedir perdón por lo que había pasado el día anterior y, como estaba acostumbrada a hacer, escuché. Llegó un momento en el que le corté y le dije: Jeremy, no pasa nada, te perdono. Así continuamos con la conversación.
- ¿Te has pensado lo del baile?
- Yo dije que iba, y no he cambiado de opinión.
- Vale, yo alquilaré un Smoking. - Él no lo sabía pero, mi sueño desde que tenía doce años era que en mi primera cita el chico se vistiera con Smoking y bueno, sinceramente, ese baile era como la primera cita que tendría.
- Sí estoy de acuerdo. Yo llevaré un vestido que me compraré hoy con mi prima, Alice.
- Oye, me haría ilusión una cosa- insinuó
-  ¿ Qué?
- ¿ Podrías ponerte tacones?
- ¡Qué! ¿Por qué?
- Me hace ilusión, no sé.
- Bueno... no te prometo nada pero, lo intentaré.
-Gracias.- Años después, me enteré de que esa era su fantasia, al igual que la mía con un smoking.
-Me tengo que ir Liss.
-¿Liss? ¿Qué es eso una nueva moda?, porque no me gusta.
- Lisa, perdón. No te volveré a decir Liss, te lo prometo.- Promesa que nunca cumplió.
- Adiós Jeremy.
- addio mio amore - Me dijo con su mejor voz de italiano nativo.
Coloqué el télefono  en su sitio y, cuando me di cuenta, ya eran las tres, y ni si quiera me había quitado el pijama. - Cómo no, otra vez tarde. -Me vestí como un correcaminos y salí por la puerta media hora después. Mientras recorría las muy vistas calles de Santa Cruz en busca de la casa de Alice, llegué a aquel bonito edificio de cuatro plantas donde vivía tan solo su familia. La abuela Tempi en la primera planta, mi tía Artemisa en la segunda planta junto con mi tío Damián, en la tercera sus hermanos  prácticamente gemelos, Juan y Teo. Por último, Alice, la reina de la casa siempre se lleva el piso más alto, solía decir ella con un aire de superioridad a veces molesto, a veces gracioso. Toqué el timbre y me respondió mi abuela Tempi.
- ¿Dígame?- Dijo con su voz desgastada después de cantar en los coros de el Tenderete durante 50 años.
- Soy yo, abu, Lisa. Vengo a ver a Alice.
- Pasa primero por mi piso para saludarte.
- Vale abuela. - Dije sin rechistar.
Mi abuela me dio un vaso de leche y diez euros, como era de costumbre mientras me hablaba de sus revueltos sueños de las noches pasadas. Cuando, derrepente, me llama Alice.
- ¿Tú a qué hora piensas venir, honey? - Volviendo a utilizar sus modos más ingleses.
- Estoy en tu casa, que abuela me dijo que pasara primero por su piso.
- Pues dile que luego vuelves a despedirte pero, ya son las cuatro y hay prisa.
-Adiós.- Colgué de un modo muy hosco y enfadado.
En dos minutos ya estaba cogiendo el ascensor que me llevó a su piso.

-Hola, Reina.- Dijo irónicamente Alice.
- No es la Reina la que llega tarde, son los demás los que llegan antes.
- Oh! Perdone su majestad " Barbie Malibú" - Río.
Me sentó en una silla y comenzó a arreglarme el pelo. Como era de costumbre, la parte de abajo lisa y la parte de arriba con bucles o, como me gustaba llamarlos a mí, ricitos de oro. Posteriormente, la cara. Me puso un poco de base, algo más blanca que mi piel y luego una raya negra que recorría todo mi párpado y un poco más.  Una hora después, comimos y salimos a la zona centro en busca de mi traje.
Al llegar a una tienda cuyo nombre me cuesta recordar, vimos dos vestidos en el escaparate. Ambos eran de color azul cielo. Uno corto y uno largo. Nos miramos mutuamente, sonreímos y entramos. Nosotras teníamos más o menos la misma fisonomía así que nos podíamos intercambiar la ropa cuando queríamos. Ella era más alta que yo, algo que solía restregarme por la cara muchas veces. Con lo cual, al probarnos los vestidos, nos dimos cuenta que a ella le quedaba mejor el vestido largo. Igualmente, decidió dejarme el largo para mí.
- Es antiestético ir denoche con un vestido corto.
- Pero el largo me queda muy suelto.
- Da igual, le podemos decir a la abuela que te lo arregle.
- Estoy de acuerdo, solo pongo un "pero". Nos compramos ambos, yo me pongo el largo en el baile pero luego te lo quedas tú y yo me quedo con el corto.
- No pasa nada. - Respondió con buena cara.
Pagamos los vestidos y salimos a la calle. Le comenté lo de los tacones con mala cara pues, en mi vida me había puesto tacones. Otro gran problema. Fuimos directamente a "la scarpa perfetta", término italiano que significa el zapato perfecto. Allí me  probé diversos zapatos con más de tres centímetros de tacón. Hasta que me decidí por unos blancos cuya forma era similar a los de la boda de mis padres. Algo de magia tenían los zapatos puesto que mis padres siguen casados. Me iban como anillo al dedo. Cuando Alice me los vio puestos me miró sonriendo y entonces supe que iba a estar guapísima a los ojos de ella el día del baile.
-Lisa, ni se te ocurra maquillarte tu sola. - Admitió con segundas, que me maquillaría ella.
Pagamos los caros zapatos y nos fuimos al cine a ver  " The Tourist"´. Película que me acabé comprando por la grandiosidad emotiva de aquel día. Al volver a su casa me propuso dormir allí y acepté. Me probé el vestido con los tacones y, al salir de detrás del blanco biombo del ropero la expresión de mi prima fue simplemente: Fuck the yeah. No Fuck,  ni Fuck yeah,  sino Fuck the yeah.
Sacó su cámara profesional, que era exactamente igual que la de Jeremy, y me comenzó a sacar fotos hasta que el flash me dejó ciega. A las doce más o menos, comenzamos a hablar de nuestro futuro, algo que nos importaba mucho.
-¿Tú crees que algún día me casaré? -  Me preguntó entre sollozos.
- Sí tú no te casas, yo seguramente tampoco. - Le saqué una sonrisa. -  No sé si realmente tendré hijos pero, yo quiero.
- Pues tendrás que esperar a que yo me case, para casarte tú para tener hijos a la vez. Yo un chico y tú una chica. Después se enamorarán y tendremos nietos tan preciosos que les sacaré mil fotos. - Nos reímos.
- Alice, tengo miedo.
- ¿ De qué?
- De crecer y perder todo lo que me importa.
-  Eso forma parte de la vida. Crecer, perder cosas que te importan pero ganar otras que también te importarán.
- Gracias.
- ¿ Por qué?
- Por ser tú. - Y con esta frase, acabó el día y nos dormimos abrazadas, tal y como solíamos hacer.
Seguiré el próximo día