domingo, 10 de julio de 2011

era él


Después de toda una larga semana pensando en aquel viernes, aquel importante viernes. Mis amigas Helen Pérez e Isabella  Crew estaban ahí, sentadas a mi lado. Hablando y riendo mientras yo estáticamente pensaba en él. Ya no tenía duda alguna, era él a quien quería. Era él lo único que me importaba en este mundo, lo único  por lo que me había sentido tonta y no me había importado, al igual que tampoco el estar pensando en él una y otra vez. Helen se acercó y me dijo: -Lisa, ¿estás bien? No me gusta nada cómo te estás comportando esta semana. Eso está mal y lo sabes. Tú no eres así y deberías plantearte al menos dos veces si de verdad quieres estar aquí sentada con nosotras, tus amigas, las de siempre. 
-  Lo siento Helen. Ustedes sabéis que os quiero mucho pero, en estos momentos estoy pasando una racha de callar y pensar. Te prometo que el lunes de la semana que viene no estaré así. - Dije con voz de niña pequeña haciendo pucheros.

Sí, lo tenía asumido Helen e Isablla era lo único que me quedaba en la escuela "Marineros". Helen era de una altura normal, flaquita, morena y con los ojos tan marrones como las tabletas de chocolate. Nunca tenía miedo de decirle a la cara a alguien lo que pensaba, era lista y decidida, además de estar realmente loca. Por el contrario, Isabella, era más tranquila, morena tanto de piel como de pelo y ojos. Ella prefería no decirme nada puesto que, al menos desde mi punto de vista, era también más reservada e inocente. Mientras me levantaba de mi sitio con el poco orgullo que aún me quedaba, se acercó mi prima Ali, quien también estaba en el colegio.
- ¿Qué pasa con tus amigas Lisa?
- Pasa que no puedo parar de pensar en el viernes, en Jeremy, en mi vestido, en mis pies y los tacones que los estropearán. - Dije mientras lloraba.
- ¿Y eso qué tiene que ver con tus amigas?
- La cosas que, al no poder dejar de pensar en él llevo desde el lunes sin mencionar palabra mientras que mis amigas se ríen de cosas de las que no me entero. Helen se ha enfadado e Isabella  me miraba con cara de decepción.
- Pues niñita bonita, en vez de llorar y presentarte enfadada ante ellas, deberías volver pedirles perdón, contarles el por qué estás así. - Dijo mientras se despedía y alejaba de mí.

Me sequé las lágrimas y volvía al fondo del patio, en el que solíamos sentarnos.
-Helen, Bella, venid conmigo quiero contaros por qué estoy así. Espero que lo entendáis porque realmente no puedo evitarlo.
- Más te vale que sea algo bueno- dijo Bella.

Al terminar de explicarme tocó la campana, me sonrieron y dijeron al unísono: - Lo entendemos y te queremos, Lisa.- Cada una se fue a su clase y seguimos con nuestras vidas. Cada una con su asignatura y sus problemas pero, como en cualquier momento de nuestra amistad, lo habíamos solucionado del mejor modo que se puede, hablando y escuchando.

Seguiré el próximo día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario